Rodrigo Díaz Cortez: De “top manta” a la “primera división de las letras”

17 Sep

El joven escritor Rodrigo Díaz Cortez (Santiago de Chile, 1977), resultó ganador de la XII edición del Premio Mario Vargas Llosa de Novela. “Tridente del Plata”, es el título de la novela con la que logró este reconocimiento y que le llevó cerca de siete años escribir. La obra que se desarrolla entre los años ‘80 y ‘90 en Santiago de Chile y Valparaíso, fue descrita por el jurado como “amena y bien escrita”.

 

Las tres instituciones y entidades convocantes del certamen: Caja Mediterráneo, Universidad de Murcia y Comunidad Autónoma de Valencia, coincidieron, al determinar a Díaz Cortés como ganador. Tridente de plata ganó entre 378 novelas provenientes de 32 países. El fallo unánime destacó que la obra tiene un carácter emprendedor y su lenguaje es ameno.

Victorino Polo, catedrático de Literatura Hispanoamericana, y que presidió el jurado del certamen, aseguró que la obra posee un interesante argumento, está bien escrita y organizada, con una narrativa que avanza, pero que también juega con recursos como el ‘flashback‘.

Díaz Cortés comenzó su andadura en 1998 cuando uno de sus cuentos se publicó en la antología “Pequeños paraísos artificiales”, editada por Balmaceda y, en el año 2000, editó su primer libro de cuentos, “La taberna del vacío”. Su primera novela, “Antes de Perder el sentido”, que retrata el Chile suburbano, la presentó en el Aula de escritores el periodista de cultura de El Mundo, Matías Néspolo, el 1 de julio de 2005.

Partidario de la pasión con la que hacen política Hugo Chávez y Evo Morales, Díaz Cortés vive en Barcelona desde el año 2002 y desde entonces ha desempeñado diversos oficios. Después de trabajar a tiempo completo como pintor, instalador de estructuras metálicas, librero, estibador de aviones, mozo de almacén, jardinero, y consagrar sus ratos libres a la escritura, a la corrección de sus obras y a la lectura, su trabajo como escritor se ve recompensando. Para él, este premio es un reconocimiento que le llega después de dedicar buena parte de su vida al mundo de las letras y es la oportunidad para salir del anonimato.

¿Cómo recibió la noticia del premio?

Prácticamente fui de los últimos en enterarme. Supe que mi obra había sido premiada porque una periodista me llamó para darme la enhorabuena y realizarme algunas preguntas. Yo estaba solo en mi casa cuando recibí la llamada y la verdad sentí una alegría enorme en ese momento. Lo primero que hice fue llamar a mi padre, porque el defecto de amar la escritura lo arrastro de él, y quería contárselo, pero para mi sorpresa, toda mi familia ya lo sabía, porque los periódicos chilenos ya habían hecho referencia al premio el día anterior.

¿Qué significa el Tridente de plata?
El tridente es un objeto que aparece y desaparece en diversos momentos de la novela. Para los protagonistas del libro este colgante tiene un significado bastante importante, ya que está presente en diferentes espacios de sus vidas y ello define momentos cruciales en el desarrollo del libro. Isolina, el personaje más importante del libro, y al cual le tengo más afecto, es la primera propietaria de este colgante que va pasando de mano en mano.

En algunas de sus obras los personajes están relacionados con la pobreza, la corrupción y la marginación, ¿Cuáles son los protagonistas y la realidad en Tridente de plata?
En prácticamente todas las novelas y cuentos que he escrito, siempre hablo acerca de las personas marginadas y sobre la realidad, que aunque se ambiente en un país o un lugar determinado, puede ser la historia que viven cientos de personas en el mundo. Si bien mis obras son básicamente el resultado de la ficción, los propios personajes, lo cotidiano, las vivencias, el amor, la pasión o la corrupción, están presentes en mis creaciones. Lo importante de mis novelas y cuentos y, en especial de Tridente de plata, es que absolutamente todos los personajes tienen vida propia y una historia para contar.

El jurado definió su novela como una obra amena y bien escrita ¿Usted cómo la describe?
Es un thriller lírico poético. Una obra en la que he procurado cuidar mucho la escritura y, a pesar de que en ocasiones puede ser peligroso, me atreví a jugar con los tiempos de la narración. El paso de primera a segunda o tercera persona se da constantemente durante los 33 capítulos que tiene la obra. Por otra parte, es una novela cargada de ritmo, visualmente es muy rápida en donde las imágenes y los elementos tienen un valor simbólico. La plasticidad, los espacios y hasta las texturas juegan un papel importante y se expresan en cada momento.

Desde que vive en Barcelona ha trabajado en diversos sectores, ha vendido algunos de sus cuentos de bar en bar e incluso ha recurrido al “top manta” en la Rambla de Santa Mònica…
Sí. Cuando llegué a Barcelona estuve un año y medio en situación ilegal trabajando como mozo de almacén y jardinero, pero gracias a una oferta de trabajo que me hizo mi tío, el escultor Lautaro Díaz, pude obtener la documentación.
El primer libro de cuentos que escribí en Chile, “La taberna del vacío”, ha sido mi compañero inseparable y es el trabajo que, como yo, más ha madurado durante todos estos años. Desde su primera edición en el año 2000 yo mismo he salido a venderlo de bar en bar, de fiesta en fiesta, e incluso durante la celebración de Sant Jordi en Barcelona, me he puesto en la Rambla a venderlo.
Recuerdo que en una ocasión la Policía me decomisó los cuentos porque no tenía dinero para pagar la multa. El libro ya va por su tercera edición con más de 6.000 ejemplares vendidos de puerta en puerta entre Barcelona y Madrid.

¿Cómo fue su paso por el Aula de Escritores como alumno y después como profesor?
Un día vi un cartel, en la calle, sobre un taller intensivo de novela que se realizaba en el Aula de Escritores y me inscribí. Después de un tiempo me propusieron ser profesor del taller de Escritura Creativa y Relato, y acepté sin pensarlo. La enseñanza es otro ámbito que me apasiona porque me permite compartir todo lo que he aprendido durante estos años, intercambiar experiencias y madurar profesionalmente. En el Aula hice grandes amigos como Lluc Berta Espart, con el que aún comparto mis intereses literarios y mi gran obsesión: la escritura.

¿Qué representa para usted ganar este premio y, a partir de ahora, qué cree que pasará?
Lo siento como la recompensa a un gran esfuerzo y la posibilidad de salir del anonimato. Llevo escribiendo esta obra siete años. Cuando uno proviene de familia humilde, como la mía, y no tiene ningún amigo editor o contactos en una editorial, las cosas son mucho más difíciles.
En Santiago de Chile tuve la oportunidad de estudiar fotografía pero mi formación en el campo de las letras ha sido de forma empírica y a base de mucha constancia y sacrificio. Gran parte de mi éxito se lo debo a Guido Díaz, mi padre, a Xenia, mi compañera, y a mi hijo, Vancety del Sol, quienes también han sentido este premio como suyo.

Rodrigo Díaz Cortés recibirá 12 mil euros y su novela será publicada por Seix Barral. Dice que el dinero le servirá para “pagar algunas deudas y estar durante un tiempo un poco más tranquilo” para dedicarse a la creación literaria. Promete que “El poeta bajo el mar” y “Sol de Atacama” serán sus próximas obras, las cuales trabajará con la convicción de haber pasado a la “primera división de las letras.

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